El litigio se refería al no funcionamiento de nuevas instalaciones para la producción de calor con biogás a partir de materiales residuales.
Las pruebas iniciales de combustión fracasaron porque los quemadores no fueron diseñados para quemar biogás con un 40 % de metano. Por otra parte, estos problemas habían provocado varias explosiones en las calderas.
Para apoyar las afirmaciones y establecer los hechos, el tribunal recurrió a la experiencia de BMA, que técnicamente demostró que el equipo no era apto para la quema de biogás.